En el contexto del tema de la orientación academica y profesional, aspecto minusvalorado en la practica y con menos recursos de los necesarios para poder satisfacer las desigualdades e inquietudes de alumnado y familia, se nos propone esta actividad que consiste en visitar la pagina de recursos para la orientación http://www.orientared.com/.
Dentro de la pagina deberemos descargar y valorar alguna información.
En mi caso me he descargado algo que considero importante y semilla de muchos problemas:
ORIENTACIONES
PARA PADRES CON HIJOS DE ADOLESCENTES
(12-16)
Departamento de Orientación Instituto
Sus hijos están ya en la adolescencia. Esta etapa
supone un paso importante entre la niñez y el mundo adulto. Muchos padres cuando llega la adolescencia
se encuentran con un niño/a que ha dejado de serlo y no saben como actuar ante:
muestras de inconformismo, desobediencia, actitudes de salirse con la suya,
engañar un a los padres ocultando cosas, no hacerles caso y hacer mucho más
caso a los amigos/as, problemas con la ropa, salir por la noche, salir con
chicos/as etc.
Para empezar a trabajar con un adolescente debéis partir
de dos elementos: cómo es vuestro hijo/a
y cómo actúan los adolescentes. Todos los aspectos que he destacado al
principio son frecuentes y normales, siempre que no sean exagerados, por
ejemplo... que se enfaden frecuentemente con los padres, porque no les dejamos
hacer alguna actividad, es normal, pero si se enfada con insultos o mucha
agresividad ya no es tan normal. Una reacción así puede nacer, por ejemplo, por
haber estado muy consentido/a o sobreprotegido (ha hecho un poco lo que le ha
dado la gana) o que vosotros (padres) sois muy duros y no le dejáis hacer casi
nada.
El adolescente busca seguridad en su pandilla, aunque
estas son todavía poco estables. Necesita menos afecto de los padres (pero si
apoyo y comprensión) y busca su independencia... en este camino el chaval/a debe aceptar la autoridad paterna, pero
debemos dialogar y negociar más que antes (ya no sirve eso de “porque lo
mando yo”). También debemos hacer entender al joven cuando sus razonamientos
son sensatos y cuando no (no es fácil, pues sólo piensan en el presente).
En este momento de la vida del joven, las madres y los padres se pueden ver desbordados, así que necesitaréis
mucha ayuda mutua. Si el padre (o madre) no ha estado muy implicado en la
labor educativa, su presencia "sólo" para controlar, puede provocar
actitudes de rechazo del adolescente.
Por eso, madre y padre deben ponerse de acuerdo en su estilo de educar (normas y
límites del hogar). Los padres deben apoyarse y razonar lo que pasa con
el hijo/a... la madre suele ser más contemporizadora y el padre más duro...
pero la idea o norma debe ser la misma. Por ejemplo, "si debe venir a casa
a las 10 de la noche, se debe cumplir... si hay una fiesta especial se puede
decidir que venga a las 11", pero esta decisión debe ser hablada. Si se
cambia mucho de opinión o cada uno le dice una cosa, se irrita innecesariamente
a los chicos. Con la edad, hay que ir cambiando esas normas, dado que lo importante es que los chavales tengan su
propio autocontrol.
La prioridad
de los padres debe ser: buscar que el
adolescente sea RESPONSABLE de sus estudios (amigos y ocio) cada vez más y
que cumpla los acuerdos y normas familiares (que debe conocer bien)... para que
poco a poco sea él, el que se controle y organice (empezando por su cuarto,
estudios, paga semanal, horarios de entrada y salida etc.).
Las muchas solicitudes o demandas de su hijo/a deben ser
filtradas por dos factores: ser
razonables y justas, en relación a su edad
y a su responsabilidad. Rechazar presiones o chantajes y no dar
falsas esperanzas... se puede negociar y llegar acuerdos pero estos deben ser totalmente
cumplidos. Tampoco debemos hacerles chantajes afectivos (ej. No decir a su
hijo/a: "cómo me haces esto a mí, con lo que yo te quiero").
Querer a un hijo/a adolescente ya no debe basarse sólo en
besos y abrazos, sino en dialogo y aprecio por lo que el joven piensa y hace.
Educar es más que querer, aunque a veces el chico/a no entienda nuestras
razones y se enfade.
El amor debe ir unido al respeto, no se debe perder el respeto a un hijo/a, pero tampoco
permitir que él/ella nos pierda el respeto. No se gana nada con los gritos y reproches. Cuando vuestro hijo/a
se empiece a ponerse tonto, se le dice lo que debe hacer y uno se va de la
habitación donde se esté con él, no le enseñemos a “dialogar” a gritos.
Un adolescente necesita limites, más amplios y flexibles pero igualmente claros que
cuando era un niño/a. Negociar no es malo, siempre que el chaval acepte los
acuerdos y no se los salte. Debemos valorar su responsabilidad y premiarla. Si
se pasa, debe ser castigado, normalmente con el "dinero y el tiempo en la
calle", pero nunca quitarle todo,
sino una parte de la paga o el tiempo de amigos o juegos (para que realmente
valore el castigo). No castigar con
tener que estudiar más horas (no lo hará), ni premiar con regalos por las notas;
estudiar es su obligación y una parte de su futuro, él/ella debe valorar su
importancia. Los premios y regalos deben basarse en la madurez y esfuerzos que
realiza en su comportamiento en general.
ALGUNAS ORIENTACIONES PARA
MEJORAR LAS RELACIONES CON SU HIJO/A:
Hay que explicar las razones que
tenemos para oponernos a algo o castigarlos.
Debemos
escuchar cuidadosamente
antes de decidir sobre lo que nos piden.
Debemos seguir
preparándolos en los hábitos domésticos (limpiar, fregar...) y rutinas personales (higiene personal y de su cuarto).
Analizar más QUÉ hace, que POR QUÉ lo hace... siempre nos preguntamos por qué, pero a veces las respuestas no son fáciles... es mejor saber qué hace el joven para apoyar o desalentar una conducta
concreta.
Debemos ser positivos, hacer que la
responsabilidad que le pedimos sea sinónimo de educación,
sensibilidad, organización y sensatez.
Debemos elogiar
más que castigar.
Sea prudente,
pero sobre todo, constante, no se
rinda fácilmente.
Formule sus
peticiones de forma CLARA, FIRME Y
SEGURA. Los adolescentes suelen
cebarse con los padres demasiado inseguros. Cuando su hijo/a no quiera hablar pregúntele ¿Cuándo podrán hablar con él/ella?
No le obliguemos.
Evite caer en
comentarios hirientes o irónicos. No dé importancia a esos comentarios de su hijo/a, a no ser que sean graves.
Si se ha
equivocado reconózcalo rápidamente y sin tapujos.
Evite
desacuerdos con su pareja delante de los adolescentes.
Dígale a su hijo/a exactamente lo que debe hacer y
lo que no, cuando le pedimos algo.
Delegue en
él/ella responsabilidades de la casa.
Haga que el
adolescente participe en las discusiones o reflexiones familiares.
FHable a su
hijo/a adolescente de cómo se siente ante los sucesos de la vida, de sus preocupaciones y de cómo les van las
cosas.
Evite poner
etiquetas a sus hijos (“mi hijo es un/a .........”)
No deje de
exigirle en aspectos morales o sociales.
Valore la
escuela y su esfuerzo, no sólo en el aspecto de notas o por aprobar, sino como
medio para aprender para la vida.
Valore en su hijo/a
la idea del compromiso.
Anime a su hijo
al pacto y la reflexión sobre: horarios, actividades, paga, regalos, tiempo de TV, ocio...
Debemos estar
atentos a los cambios bruscos. Todo cambio fuerte tiene una causa.
Haga lo que
pueda por su hijo/a, el esfuerzo y el cariño siempre tiene recompensa.
Permita a su
hijo equivocarse y rectificar. Evite sentirse decepcionado/a ante el primer fracaso.
Piensen que son
ustedes un buen padre y una buena madre, la perfección no existe.
EN LOS ESTUDIOS:
Procure que su hijo/a lleve
una vida ordenada y descanse el tiempo necesario. Aconséjele sobre la planificación en los estudios. Antes de buscar
ayuda para su hijo/a en los estudios analice si se
esfuerza lo suficiente y valore sus problemas concretos.
Ofrézcale su
colaboración, pero no haga nada que él pueda hacer sólo.
Motívele
elogiando sus esfuerzos, valorando sus cualidades personales (todos tenemos alguna) y aceptando sin desánimo sus
limitaciones. Propóngale metas y esfuerzos realistas.
No oculte
información al tutor/a . Analice la información que le dan.
Trate a cada
hijo con iguales normas, pero valorando sus diferentes formas de ser.
No compare a
sus hijo/a con otras personas o familiares.
Preocúpese por
él/ella como persona, no sólo como estudiante.
Critique o
corrija sus fallos (lo concreto), pero nunca su persona (por ejemplo “eres un desastre”).
Evite proyectar
sobre sus hijos sus éxitos o fracasos vitales.
Oriéntele, pero
evite imponerse en las opciones académicas de su hijo/a.
Tenga una
visión positiva de la vida, las personas y de su hijo/a.
Aunque esta receta es del todo insuficiente, si que refleja algunos principios y pautas. Podría ser la escaleta que se usase en una reunion con orientadores, por ejemplo.
Como dije antes, considero muy importante el correcto trato de los padres a sus hijos adolescentes. Muchas veces el no saber llevar esta época de cambios por parte de los padres hace que un pequeño desencuentro acabe en actos de rebeldía e incluso al fracaso escolar. Es necesaria la colaboracion del joven, pero está claro que la máxima responsabilidad de encauzar los problemas es de los padres.
No dudo que los progenitores quieran lo mejor para sus hijos, tambien es cierto que la idea de que es lo mejor da lugar a un amplio debate, pero muchas veces sus técnicas, tácticas, estrategias, coordinacion y coherencia deja mucho que desear o incluso es contraproducente.
Unos padres orientados hacia lo que tienen o, al menos, lo que no tienen, que hacer mejoraría sin duda el clima en casa lo que repercutirá en su aprendizaje.
Si no estás de acuerdo conmigo, hazmelo saber.
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